Preséntate aquí

(se retira de la habitacion)

Vuelve a clavar la mirada en la mujer.
- Bien, preciosa - comienza -, no me has dicho nada interesante, pero dejaré que mantengas tus secretos. Bienvenida a mi mansión.
Y le hace un gesto para que salga de la habitación.

Entra con paso seguro, sin ningún atisbo de miedo. Es consciente de que todos le observan. Reprime una carcajada en su interior. Sólo su príncipe le supera en tamaño y envergadura. Puede que también en maldad, aunque eso no lo tiene tan claro...
Se acerca al ser oscuro del fondo y realiza uan rápida genuflexión.
- Me llamo Erik, del Clan de los Osos del príncipe Tarken - se presenta, su voz grave retumbando en la estancia -. Estoy a vuestro servicio, Sire.

Observa al gran macho que se alza frente a él.
- Ya era hora de que los Osos empezaran a llegar. ¿Acaso vuestro príncipe no os había convocado? - pregunta con desagrado.

- Lo lamento, Sire, unos asuntos me mantuvieron alejado de la mansión - comenta con una inclinación de cabeza.

Su ira se hace palpable. ¿Cómo osaba justificarse ante él? Nada que no fuera el cumplimiento directo de una orden, tenía justificación en su presencia.
- Tienes agallas - comenta -. Más de las que deberías.
Se levanta de su asiento y camina en su dirección, saca algo de su túnica y se lo tiende.



- Esta mujer es una Nocturnal Huntress. Llegará a Black Hell no dentro de mucho. Quiero que la atrapes y la traigas ante mí. Viva - se vuelve de nuevo a su trono -. Y créeme, Oso, no es un honor el que te hago. Esa mujer ha matado a más vampiros de los que me gustaría. No confío en que tú seas más habil que los demás.

Mira al suelo para esconder una sonrisa ladeada.
- Te la traeré viva, Sire.
Se vuelve, dándole la espalda sin pudor, para alejarse de su presencia.

Le observa irse, y por una vez, decide dejar pasar el insulto.
Si era cierto que la capturaba... Iba a saber ese Oso lo que era una tortura.

Llega ante la Pluma con la mujer cargada al hombro.
- Aquí está la mujer, Sire
La arroja al suelo, sin preocuparse por su bienestar y la oye soltar un gemido.
Bien, no tardaría en despertar.

Se despejó un poco, la niebla oscura que había sentido antes comenzaba a disiparse. No sabía donde estaba, por lo que miró a su alrededor y vió al vampiro de antes. Una punzada de dolor atravesó su nuca. Le había dado un buen golpe.
- Hijo de perra- masculló.
Después vió de frente a una entidad tapada por una túnica negra, no le inspiraba ningún temor, pero decidió callarse. Seguramente estaba en la cripta, lo que no sabía era porqué no la habían matado directamente y la habían traido aquí.
Miró a la deidad con indiferencia y esperó a que hablara.

Se enfurece al percibir la indiferencia de la humana. Se levanta y baja dos escalones.
-¡No seas impertimente, humana! Tu vida pende de un hilo... un hilo que yo, repito yo, tengo entre los dedos -se vuelve hacia el vampiro-. ¡Oso! A partir de ahora, la humana pasará a ser tu esclava -gira sobre si mismo y sube de nuevo hacia el trono, toma asiento y apoya la cabeza en la mano, en un gesto de fastidio-. El aburrimiento puede conmigo y quiero divertirme con algo, Oso.

Alza la cabeza en dirección a la Pluma como un resorte. Su rostro está del todo desencajado.
- ¿Cómo dice? - pregunta incrédulo -. ¿Tengo que estar siempre con esta mujer?
Acabaría matándola, eso seguro

- Prefiero morir antes que servir a un pútrido chupasangre- masculló.

Esta vez, su movimiento fue rápido al levantarse y se plantó delante de la humana en milesimas de segundo. La abofeteó fuertemente con el dorso.
-Impertinente -dice, casi escupiendo la palabra.
Se vuelve hacia el oso.
-No quiero preguntas, ni opiniones, ni quejas, simplemente haz lo que te he dicho.

Sonríe con maldad al ver la reacción de La Pluma. Sólo por eso, ya merecía todos sus respetos.
Agarra a la humana de un brazo y la arrastra hacia la salida.
- Sigue protestando, humana, y la próxima bofetada te la daré yo - se carcajea con crueldad -. Y te aseguro que no seré tan suave.

Se masajeó el lugar donde había recibido la bofetada y miró, por última vez, con odio a aquel ser.

Sale de la estancia, arrastrando a la mujer

Maldita humana.
¡Mira que creerse superior a ellos!
Pero esa soberbía haría más dolorosa la caída... mucho más dolorosa.
La irritante carcajada que surgió de aquella garganta arañó los oídos de quienes estaban demasiado cerca del trono.

entra con un paso fino llevaba un traje armani ace una reverencia.
-Mi señor...MI nombre es Eidhant de el clan de las panteras...seria un honor servirle....

Se acerco a paso seguro, como si se deslizara por el lugar, poniendo atencion a lo que su ojo azul veia. En el trono estaba la pluma, no se lograba a ver nada con su capucha, pero con su ojo izquiero vio el mal condensado a su alrededor, como un espesa capa de niebla negra que lo rodeaba. Los pelos de su nuca se erizaron. Estaba envuelto en sombras, estas se retorcian a su alrededor, como lamiendo su piel y alimentandose de su maldad.
Se quedo mortalmente quieta, esperando que terminara con el vampiro del clan de las panteras, evitando llamar su atencion aun.